La participación activa de los miembros de la familia tanto en lo relativo a los tratamientos como en la trayectoria educativa es un cambio importante en el paradigma de intervención de los últimos años.

Si bien en el ámbito de salud aún sigue preponderando el modelo hegemónico, según el cual los niños o adolescente con desafíos en el desarrollo asisten a sesiones de terapias donde son los profesionales quienes en forma personal trabajan con ellos, cada vez más se da participación a la familia.

Existen 3 formas de inclusión:

1. La capacitación familiar: enseña a los familiares estrategias para aplicar ante determinadas situaciones, como por ejemplo ante la ausencia de motivación para realizar tareas.
2. Las intervenciones mediadas por la familia: al igual que en la anterior, se enseñan herramientas o estrategias a aplicar, pero más bien orientadas a estimular el desarrollo de las diferentes áreas o a trabajar sobre desafíos específicos.

En este caso puede que el adulto que acompaña sea invitado a participar de las sesiones que llevan adelante los terapeutas y que durante las mismas participen activamente, bajo la supervisión del profesional, de modo tal que luego puedan aplicar en el hogar lo aprendido.

Dentro de esta modalidad de inclusión familiar en las intervenciones se puede mencionar los talleres o encuentros para familias, padres, hermanos, abuelos, etc., los talleres o jornadas para familias en torno a un tema específico por ej: comunicación y lenguaje y los programas especiales de entrenamiento.

3. La psicoeducación: la familia recibe información y participa en reuniones de los equipos multidisciplinarios pero en general se trabaja menos sobre las estrategias y el modo de ponerlas en práctica.